Uno de los aspectos que son más criticados de Internet es la falta de anonimato y la facilidad con la que los datos más insignificantes sobre lo que hacemos en la red pueden ser almacenados, procesados o incluso vendidos.
La llamada huella digital se ha convertido en una extensión más de nosotros mismos. Por ejemplo, un programa informático puede llegar a ser capaz de conocer nuestra personalidad tanto o más que nuestros familiares y amigos tan solo analizando los "me gusta" que ponemos en Facebook.
Es por eso que la opción de poder borrar nuestro rastro en Internet se ha vuelto una necesidad de la que deberíamos poder disponer. Afortunadamente, ya se están desarrollando maneras para hacer que esto sea posible.
La huella digital
Si eres una persona que lleva más de 5 o 6 años utilizando Internet, te habrás dado cuenta de la facilidad con la que llegas a puntos en los que no te queda más remedio que registrarte en páginas web para poder acceder al servicio que necesitas utilizar. De hecho, muchas de ellas incluso piden un número de móvil.
Sin embargo, la mayor parte de la información personal que vamos dejando por Internet no son los datos que introducimos voluntariamente en fichas de recogida de datos; es nuestra propia navegación por Internet lo que más interesa conocer.
Así, nuestras búsquedas en Google, qué páginas visitamos, el modo en el que vamos haciendo clic en enlaces pasando de una web a otra... todos estos datos, combinados, sirven para crear un perfil de nuestra personalidad como usuarios de Internet. Ni siquiera los antivirus o los modos de navegación de incógnito que incorporan algunos navegadores hacen que esta información no quede esparcida por la red de redes.
A este conjunto de datos sobre uno mismo que permanece en la red a causa de nuestras acciones en Internet se le llama "huella digital", y es lo que muchas personas están interesadas en borrar.
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